miércoles, 9 de enero de 2008

La soledad

Tal vez, sea mejor que se quede en casa - se dijo. Sin hacer ruido, abrió la puerta y salió. Antes de comenzar a caminar levantó la acera. Debajo encontró un transeúnte. Le siguió. Estaba confusa, el día anterior se había perdido. Como tantos otros días. El transeúnte dibujo pájaros. Y ella recordó. Marcó su número, el de él. Y lo miró en la pantalla como quien mira un retrato. Le diré…le diré…Sintió miedo. Tropezó. Al levantarse había olvidado su nombre, el de él. Volvió a casa deshaciendo sus pasos y allí, con los brazos abiertos, la esperaba la soledad, que sonrió y le dijo: tal vez, mañana…

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