(Anciano Dakota Reno Negro citado por Neihardt)

Fotografía “Spring in the park” de Bill Brandt
Y decidieron que un extranjero, aguerrido constructor de ficciones se hiciera cargo de nosotros y nos mostrara el camino.
Y pasaron los días y las semanas y nuestro amigo literato nos contó pequeñas historias inconsistentes, que más que cartografiarnos una ruta, nos desdibujaba el destino.
Las palabras aparecían suspendidas en el folio y se entrecruzaban sin formar frases coherentes. Los conflictos se cerraban antes de abrirse. Y los personajes aparecían con las manos atadas, sin rumbo claro a la vista.
Pero a pesar de todo, la fama de nuestro aventurero guía había cruzado mares y océanos y sus grandes logros se homenajeaban en tierras lejanas.
- ¡Por fin tenemos sólidos mapas! - decían unos.
- ¡La brújula marca con precisión las coordenadas! – apostillaban otros.
Y aseguraban las voces que las lágrimas resbalaban en sus rostros al deslizarse por aquellas letras. Eran incapaces de ver que la nada venía disfrazada. Y que como tantas otras veces las secuencias se repetirían.
Sólo algunos fuimos conscientes del naufragio que nos esperaba, pero nada podíamos hacer por evitarlo.
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