lunes, 2 de febrero de 2009

El abominable hombre intelectual del siglo XXI

Fotografia de Loretta Lux
Nacida en 1969 en Dresde. Sus fotografías de niños tienen un halo hipnótico que consigue conmover a quién las observa. http://www.lorettalux.de/

Uno se duerme con la convicción de que tras ocho horas reparadoras volverá a amanecer idéntico a como anocheció pero no siempre es así. Los sueños hasta los más ínfimos dejan pequeñas marcas, es cierto que algunas de ellas son imperceptibles, pero no lo duden, son.
El tiempo las fragua, las configura lentamente y con manos transparentes coloca una huella y luego una segunda y una tercera, tal y como sucesivamente se coloca un ladrillo encima de otro hasta construir un castillo.
Y un día después de cien, uno se mira al espejo y se da cuenta de que la escultura de carne y hueso que allí se refleja es desconocida. Guiñas un ojo y después el otro en un afán por reencontrarte. Pero no, quedas a oscuras frente a esa superficie pulida en la que la luz cumple las leyes de la reflexión. Y así, pensativa, sin saber muy bien que decirte a ti misma decides seguir adelante. ¡Qué más da! - te dices - al fin y al cabo ¿a quién le importa?
Lo que voy a relatarles puede parecer estúpido y tal vez lo sea pero también la estupidez merece cierta atención de vez en cuando.
Fue un nublado día de invierno, un día gris como tantos otros. Aún no llovía pero amenazaba con hacerlo. Mi hermana llamó por teléfono para decir que no vendría a comer. Las cosas según dijo se le habían complicado en la oficina. Trabajaba en una galería de arte al mandato de uno de esos amantes de la cultura, que leen todas las novedades literarias, ven todos los estrenos cinematográficos y escuchan todos los discos que salen al mercado y que además tienen tiempo para salir a cenar con sus amigos, viajar los fines de semana a lugares recónditos e incluso desarrollar proyectos propios. Uno de esos que saben llenar las conversaciones de palabras vacuas y que con su sola presencia acelera el reloj de los demás. Como diría mamá: “un asco de tipo”. De ella les hablaré más tarde.
Lo cierto es que recibí la llamada de Elsa con una enorme anemia emocional. A veces me ocurre. Llega de repente sin ningún síntoma que la anuncie. Se cierne de pronto como lo hace el cernícalo y ni mis cuarenta bayas Goji al día, consiguen alejarla. Me pregunto si Li Quing Yuen, en sus 252 años de vida, se arrepintió alguna vez de que su sopa de cerezas le hiciera casi inmortal.

Elsa mi hermana mayor trabaja en una galería de arte llamada “Li Gallery”. Siempre me he preguntado el porque de ese nombre, por qué no termino de creerme que el banal de su jefe lo eligiera, como el mismo afirma, por el concepto de la filosofía china.

- ¿No me digas que no conoces la Dinastía Shang y “El libro de los cambios”?
Elsa, tu hermana me deja de piedra. Pues sí, te explico: “Li” es el concepto de principio. Pensé que como era mi primera incursión en el mundo del arte ese era un nombre apropiado para la Galería. Bueno, os dejo. Ya sabéis lo tediosas que resultan las inauguraciones pero uno ha de cumplir con sus compromisos.
- Uy, hola Álex. ¿Has venido solo? Sí, tienes razón la galería me ha quedado estupenda.

“! Qué agonía!” pensé entonces mientras se alejaba de nosotras y sigo pensándolo ahora mientras le recuerdo mirando por esta ventana que da al parque.
El abominable hombre intelectual del siglo XXI. Yo apostaría mi alma a que Li es su edad en números romanos, claro que ese concepto vende mucho menos.

La mañana del 11 de abril a eso de las 13:30 Elsa llamó hecha un flan. No podía comer conmigo porque Mr Li le había pedido que le acompañara en una comida de crucial importancia para el negocio. Desde Nueva York llegaba uno de los pintores más reconocidos del momento. Casualmente, su marchante era amigo de la infancia del jefe de mi hermana y así como quien no quiere la cosa habían organizado un encuentro casual en uno de los restaurantes más chic de la ciudad. Ambos se saludarían con asombro y el marchante les invitaría a sentarse y comer con ellos. Les presentaría al polifacético, increíble e insuperable “Sirelula”.

“Vete pensando en un proyecto para proponerle” - le dijo Mr Li a mi hermana. “Ya sé que apenas tienes tiempo pero no te quejes, haz el favor, para eso te pago ¿no?”
Y continúo: “Será durante el postre. Así que tienes los dos primeros platos para fabular y dar con la propuesta.”

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