viernes, 9 de enero de 2009

Ciento cuarenta y uno

Ilustración de Philip Giordano

"¿Qué era, aquella quemazón, aquel asombro, aquella infinita insuficiencia, aquella dulce, aquella honda, aquella radiante sensación de las lágrimas al aflorar? ¿Qué era?"
R. M. RILKE
Una vez más aparece ese número el 141 y el vértigo la zarandea con tal fuerza que ha de cogerse al aire para no caer al suelo. Ha llovido y los charcos le devuelven su imagen asustada. En esa extraña postura, con el brazo derecho cogido al infinito y con los pies, ambos, el derecho y el izquierdo de puntillas intenta como puede guardar el equilibrio. Y lo consigue aunque no sin cierto esfuerzo. Al bajar el brazo, en la mano, en la derecha, yace como un jirón sin vida su equilibrio. Lo ha apretado tanto que... Cierra el puño y lo oculta en el bolsillo de su abrigo. ¿cómo ha podido suceder?, se pregunta. Ahora vuelve a estar paralizada por el terror, ha aniquilado su equilibrio. Apoya las plantas de los pies en el suelo y comienza a caminar cojeando. Un paso con el pie derecho, cuatro con el izquierdo y nuevamente uno con el derecho.

No hay comentarios: