Ilustración Andrea Mirabito
Llevabas muerta cinco días y yo aún no se lo había dicho a nadie. Sentada a los pies de tu cama mataba el tiempo reprochándote: “¿Quién eras tú para suicidarte?, tu vida me pertenecía...”
Sonó el timbre y más tarde el susurro de las llaves en la puerta. Entró tu vecina y gritó aterrorizada. La sangre seca manchaba las sábanas. Enfadada apreté su corazón hasta callar su latido en mis dedos y se desplomó. Arrastre la guadaña fuera de la habitación. En la casa de al lado me esperaba un anciano. Un trabajo monótono ser la muerte, pensé.
1 comentario:
Hola Peatón,
me ha gustado mucho el micro de la muerte y estoy de acuerdo en que debe ser un trabajo un tanto monótono. ¿Será funcionaria? ¿A las guerras envían muerte con contrato por obra? ¿Cuando se va de vaciones, quién se queda al mando? En fin, me asaltan las dudas. Usted me hace pensar. Sé que desde hace un tiempo no ha podido escribir por motivos ajenos a sus inquietudes literarias, pero desde aquí quiero pedirle que por favor vuelva cuanto antes a deleitarnos con sus ideas tan bien contadas. AZUL
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