jueves, 30 de octubre de 2008

El séptimo día a las siete de la mañana



Ilustración de Iv Orlov



La serpiente me quedó más gorda de lo previsto.
En el folio no cabían ni Adán, ni Eva y mucho menos el paraíso. Pero que más podía hacer a la una de la madrugada y tras un largo día de trabajo. A la mañana siguiente al ver el dibujo, que mi hijo debía entregar en el colegio, mi mujer se echó las manos a la cabeza.
Papá, papá ¿Y la manzana?
Bueno, la historia no siempre es como nos la cuentan, conteste.
Sí, pero ¿y la manzana?, volvió a preguntar. Mire a mi hijo y angustiado susurre:
“No te lo vas a creer pero se lo ha comido todo.”

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