No, seguro que no has ido lejos. Nunca lo haces. Hoy has dejado las perchas vacías en el suelo de la cocina. Sabes que no me gustan las perchas porque sus cuellos me hacen preguntas. Pero como siempre me has dejado las perchas vacías. Tus libros metidos en la nevera. Tus notas pegadas en el techo. Ese tedioso informe sobre las nubes metido en mi cuaderno. Has escrito haikus en el papel del baño.
Has vuelto a darle la vuelta al reloj de mi mesita. Has puesto caracoles en mis plantas. Te has acabado mi paciencia. Te has llevado mi bote de gritos. Te has comido el ruido y me has dejado las nueces. Has llamado a la espera y le has dicho que viniera a tomar café. Y después de todo, como dijo el poeta, nada.
jueves, 3 de enero de 2008
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