Despierto con la primera luz del día. Estoy nublada como el cielo. Hoy pintado de gris melancólico. Siento esa sensación que creo comparto con el jamón serrano y el queso curado, cuando estos son envasados al vacío en la charcutería. Ese sentimiento de ahogo acompañado de una instantánea opresión física.
Entro en la ducha creyendo que el agua me liberará de todos esas emociones oscuras. Que el agua traerá… Lejos de ser así, la cortina de plástico se pega a mi piel húmeda y me recuerda que él no está. Y me abrazan las lágrimas. Un abrazo frío y conocido.
Hace años que se fue. Entonces, yo sume el silencio a su recuerdo. Hoy esa operación matemática me acompaña todos los días de mi vida, también las noches. Un recuerdo que se aviva en determinadas fechas y ante determinados acontecimientos. Un recuerdo que me sumerge en el vacío de su ausencia.
Entro en la ducha creyendo que el agua me liberará de todos esas emociones oscuras. Que el agua traerá… Lejos de ser así, la cortina de plástico se pega a mi piel húmeda y me recuerda que él no está. Y me abrazan las lágrimas. Un abrazo frío y conocido.
Hace años que se fue. Entonces, yo sume el silencio a su recuerdo. Hoy esa operación matemática me acompaña todos los días de mi vida, también las noches. Un recuerdo que se aviva en determinadas fechas y ante determinados acontecimientos. Un recuerdo que me sumerge en el vacío de su ausencia.
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