El frío

"Era la mujer más fría y triste de la tierra. Su saliva no sabía del estado líquido. Sus palabras se vendían en bloques helados de color mármol. Sus pensamientos se transformaban en frases, y estas en esculturas de hielo que salían empujadas por la escarcha de su lengua. Palabras que el mundo derretía pacientemente. Tal era su destino de desaparición que emigró al polo norte intentando salvar la vida. No hizo caso de aquellos que le dijeron "los extremos no son buenos". Ni de aquellos otros que afirmaron "en el centro está el equilibrio". Tomó su miedo y se lo comió. Voló en avión y se sintió Ícaro por unas horas. El aparato dejó lluvias torrenciales a su paso. Los telediarios hablaban de una cortina de lluvia, que se movía a tal velocidad, que no conseguía mojar nada a su paso. Un nuevo fenómeno meteorológico al que bautizaron con un nombre desconocido para ella. Ahora sus lágrimas son las canicas con las que juegan los niños esquimales. Últimamente, prepara una exposición de ideas para el Museos de arte efímero.
Y así se ríe de su tristeza porque de ella vive."