lunes, 29 de junio de 2009

El abominable peso de lo inesperado


Fotografía Ángel Araújo


" Te enseñaré algo que no es
Ni tu sombra por la mañana extendida delante de ti,
Ni tu sombra por la tarde saliendo a tu encuentro.
Te enseñaré tu miedo en un puñado de polvo." T. S. Eliot


La carretera estaba más gris de lo habitual. El sol calentó tanto el alquitrán que los neumáticos comenzaron a derretirse como si fueran helados. Sentada frente al volante de mi vida sentí un pánico terrible. El asfalto era como un inmenso chicle que se estiraba y me atrapaba. Mi cabeza se llenó de agujeros negros. Me preguntaba si ese pedazo de historia que ahora tenía que desayunarme había tenido un guionista. ¿Por qué había escrito algo así?
Salí del coche con mi imaginación lastimada entre las manos. Y pude ver que el castillo, las princesas y los príncipes ya no estaban allí. En su lugar quedaba el cuento vacío, desgarrado por el nudo.

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