“Todavía algunas veces huele a sangre y le recuerda. Él era bajito y de aspecto triste. Le conoció una noche, cuando regresaba a casa del trabajo. Le dio confianza. Le invitó a subir y una cosa llevó a otra. Durante meses se vieron a escondidas, a oscuras. Una mañana despertó y él se había ido. Sobre la almohada había una nota: “Lamento lo del perro, lo del gato y lo del canario…”.
Se levantó y limpió la sangre del suelo y de las paredes. Por las noches aún le espera. Es de esas que creen que el vampiro siempre vuelve a la escena del crimen.”
Creyéndome Monterroso
"Todavía algunas veces huele a sangre y sonríe"
Creyéndome Augusto Monterroso
"Todavía algunas veces huele a sangre y se desmaya"
El despiste
Todavía algunas veces huele a sangre y llora. No fue el hombre del saco, ni Jack el destripador sino aquel envío para las transfusiones que papá olvidó en la furgoneta. Aquel despiste lo cambió todo. Una noche llamaron a la puerta. Dos tipos como armarios se abalanzaron sobre él. Mamá intentando ayudarle recibió un golpe mortal en la cabeza. Un charco de RH + tiñó el suelo de la cocina. Unos días antes un hombre había muerto en el hospital esperando una transfusión. Atando cabos, entendimos. Mi padre nunca volvió a ser el mismo.
Ilustración Sanna Annukka
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