¡ Niño, tira pa’ Linares! Gritó el hombre al vacío, interrumpiendo su conversación telefónica. Y continuó cariñoso: “perdona venía er desvío. Yo también te exo de meno”. El autobús a Barcelona hizo la primera parada. Yo bajé a estirar las piernas. Seguí mirando a aquel hombre tras la ventanilla. Él seguía con su triste engaño, mientras le acariciaba la mano a una mujer. Delante de su asiento estabas tú, dormida. Tal vez, soñándome. Saqué mi móvil y marqué su número. Mi mujer contestó y yo dije: cariño, hoy como en casa, se ha anulado el viaje de negocios. El autobús te alejó.
Ilustración Sean Mackaoui
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