viernes, 2 de octubre de 2009

Especuladores del cielo

Chris Marker cineasta, fotógrafo y escritor francés dijo en una de las cartas filmadas que le escribió a Medvedkin, después de la muerte de éste: " ¿Recuerdas que lloraste al ver cómo dos imágenes juntas podían tener sentido? Hoy la televisión inunda todo el mundo con imágenes sin sentido y ya nadie llora."

"Muy señores míos. Hace unos días el que hasta entonces era mi pareja, me entregó un folio impreso que dijo ser mi regalo de cumpleaños. En él, se me comunicaba, que una estrella había sido bautizada con mi nombre. Una enorme esfera de gas incandescente situada a billones de kilómetros de mí, se llamaba desde ese día como yo. Se me informaba que los nombres de todos los propietarios de estrellas eran registrados una única vez, lo cuál significaba que mi estrella era exclusivamente mía. Pueden imaginarse cuál fue mi dicha. Mi nombre figuraría en la bóveda de inscripciones y se anotaría en un libro archivado en las oficinas de la propiedad intelectual de los EEUU. Aquel folio iba acompañado de un mapa celeste que me ayudaría a encontrar las coordenadas astronómicas de mi propiedad y que además, gracias a un trazado científicamente exacto, me proporcionaría una perspectiva única del entorno de mi astro y me enseñaría a navegar por el cielo con mi telescopio. Hasta ahí todo iba bien pero esta mañana he descubierto que mi ex novio no compró una única estrella sino que compró lo que ustedes denominan “Kit estelar par de estrellas”. Lo que significa que él bautizó esa segunda estrella con su nombre, y que su propiedad va a estar junto a la mía para el resto de mi vida. Entenderán lo que supone para mí, mirar el cielo cada noche y darme de bruces con su estrella. No me gusta la idea de compartir mi pedazo de universo con él, el resto de mis días. Desearía que me informaran de que es exactamente lo que debo hacer para cambiar o devolver mi propiedad. Atentamente, Katharine.”

“Estimada Katharine, entendemos las razones que le llevan a sentirse así. ¿Quién no ha roto en alguna ocasión una relación sentimental y ha deseado borrar totalmente todas las huellas que ese amor, ahora transformado en desamor, han dejado? Debemos informarle que existe una cláusula en el contrato de compra venta de su kit que imposibilita la devolución de su estrella. Tampoco podría usted revenderla si lo deseara. Hace años existía esa opción, siempre y cuando usted se hiciera socia de nuestra empresa, pero estudios científicos nos han llevado a comprobar que desde el momento en el que una estrella es bautizada con el nombre de alguien, se establece entre ambos un vínculo íntimo imposible de romper. Dicho estudio hizo que nuestra empresa se viera obligada a eliminar la posibilidad de reventa. Lo que he de comunicarle es doloroso para todos, sabedores de su situación emocional actual, debemos decirle que usted ya no posee una estrella sino un agujero negro. Sus emociones han marcado de tal modo su propiedad, que el brillo estelar se ha apagado. Su estrella se ha enfriado y colapsado y es ahora un fenómeno muy especial. Procedo ha explicarle lo acontecido. El interior de la estrella ha sido aplastado y comprimido por el enorme peso del gas que la compone. La fuerza de la gravedad aumentó cuando usted y su pareja rompieron su relación, con lo cuál el núcleo o corazón de su astro se desvaneció. Nos vemos obligados a hacerle saber que tendremos que aislar su propiedad para proteger la del resto de nuestros clientes, levantaremos para ello enormes y consistentes muros que la aislaran. Debe saber que cualquier cosa que pase cerca de un agujero negro, incluso un rayo de luz es atraído, por aquél para no dejarlo escapar jamás. Un agujero negro es invisible y engulle todo aquello que encuentra a su paso. Lamentamos tener que comunicarle que ya es tarde para echarse atrás. Atentamente, Stelar Company.”

Katharina recibió la carta y la leyó con detenimiento. Quiso contestarla, amenazarles con una demanda pero un vacío oscuro comenzó a crecerle por dentro y se lo imposibilitó. Comenzó a llover tanto que su rostro se reflejo en la cortina de lluvia como en un espejo. Supo que había llegado el tiempo de imaginar. El tiempo de reinventar, de enseñarle a su agujero negro a brillar como una estrella, eso sí manteniendo su actual forma de hueco oscuro e invisible. Se permitió un tiempo para el recuerdo, trajo a su voz esa canción de Fito Paez que dice “Algo se detuvo en punto muerto. Y fue tan grande ese silencio, fue tan grande el desamor. Cuando los jazmines no perfuman. Cuando sólo vemos bruma. Cuando el cuento terminó. Todo nos parece intranscendente. No es cuestión de edad o suerte sino de amor.” Y mientras tarareaba, sacó de un cajón sus pinceles, tenía que darse prisa. Dibujó un nuevo sol y una nueva luna. Formó un sistema de planetas, lunas, cometas y estrellas. Todas ellas por descubrir. Hinchó un globo y metió su vía láctea y también a su corazón que marcaría desde entonces el ritmo del vuelo. Metió cartas de amor, cartas con chistes, ensayos filosóficos, sobre arte, deducciones matemáticas. Transcribió relatos y libros, cuentos infantiles.Susurro canciones y metió besos. Hizo un nudo y se permitió un tiempo para admirar su obra. Ató un cordel al globo y esperó a que anocheciera. Miró al cielo y comprobó que aún no habían construido esos muros que castigarían al silencio y al aislamiento a su agujero negro. Soltó la esfera de plástico y vio como se aproximaba a ese ser invisible que de algún modo, también era ella. Después apagó la luz y se durmió. Había llegado su tiempo de soñar.